Margarita nació azul. La llamaban con burla azulona, pues ni blanca ni amarilla como todas, sino de un color cielo intenso con su corazón nacarado es como lucía esta flor.
Ella no estaba triste de ser como era pero sí por el trato burlón y, a veces despectivo, que recibía de sus compañeras de campo.
No entendía la razón de sus burlas y, además, ella nunca lo hubiera hecho de ser al contrario. Tenía un corazón blando y dulce, comprensivo y tolerante, le costaba entender el comportamiento de sus vecinas.
Un día, el propietario del campo que se dedicaba a la producción de flores, se apuntó a un concurso:
''La flor más bonita del condado''
El hombre salió a buscar en sus prados una flor realmente bella que le hiciera ganar el concurso….
Estuvo días y días buscando entre todas las que había sembrado y cuidado con esmero pero ninguna le parecía lo suficientemente hermosa como para presentarla al concurso. Al cabo de tres semanas, pues sus tierras eran extensas, encontró a Azulona.
Se quedó maravillado y sorprendido gratamente al ver tanta belleza y distinción reunidas en una pequeña flor silvestre. Sin dudarlo, la fotografió como candidata al premio.
El día del concurso el hombre se levantó temprano y fue a presentar su flor entre mil candidatas más. Todas eran preciosas, sus colores y texturas perfectas, sus fragancias embriagadoras… mas ninguna lograba alcanzar las características de Azulona.
El jurado no lo tuvo nada fácil a la hora de decidir pero, finalmente, por unanimidad y diferencia notable se hizo con el premio nuestra protagonista. Su dueño estaba muy feliz y fue al prado a decirle a la flor que había ganado el concurso gracias a su exclusividad.
Al oírlo sus compañeras, todas ellas blancas y amarillas, desearon volverse azules…
Acaso ahora era mejor Azulona? Haber ganado un concurso la convertía en mejor flor para ellas?
Azulona les dio una reflexión: Lo que es diferente no es mejor ni peor sino por el interior que solo es perceptible para quien no hace diferencias con el exterior.
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