Aprende a Compartir

Aprender a compartir con los demás


Compartir es hacer participar a alguna o algunas personas de algo que nos pertenece. Se puede compartir haciendo partes y distribuirlas o prestando un objeto por un número de horas, días…

No a todos les resulta fácil dividir una propiedad, especialmente la mayoría de  los niños,  tienen un sentido muy marcado de la propiedad y posesión de sus cosas. 

Sin embargo, como casi todo, se puede trabajar, estimular y desarrollar. El sentimiento de participar de la alegría de los demás mediante la acción de compartir algo, con los primos, amigos, compañeros de escuela, es una motivación para empezar a sentir deseo de compartir. Decirle lo felices que pueden ser todos compartiendo un balón y lo bien que lo van a pasar o lo aburrido que puede estar si se queda solo con el balón. 


Para alentar su lado  altruista y generoso podemos preguntar al niño qué juguete podemos bajar al parque, informándole de que habrá niños que quieran jugar con ese juguete y, seguramente,  elegirá alguno al que no le tenga un apego especial, le resultará más fácil compartirlo un rato si no es su juguete favorito o está entre sus pertenecías más estimadas. 

Preguntarle: te diviertes más jugando solo al balón o es mejor compartirlo con más niños? Usar la palabra ‘mágica’ compartir.

 

Hacer merienda para los amigos y bajarla al parque o en casa, es también una estrategia; daremos al niño los sándwiches, fruta o lo que hayamos preparado para compartir, para que sea él quien reparta a sus amiguitos. Si es posible, preferiblemente que sea lo mismo para todos porque de esta forma será más fácil que comparta con alegría.

 

Antes de recibir amigos en casa preguntarle qué desea compartir para divertirse con los otros niños; guardaremos en el armario lo que nuestro hijo prefiere no compartir, sentirá que le apoyamos y es él quien decide lo que comparte.

No obligarle ni darle sermones tipo está mal, eres un poco egoísta… ni en público ni en privado, se puede convertir en resentimiento y más si lo hacemos delante de los otros niños, el resultado puede ser contrario al objetivo. 

Con el paso del tiempo compartirá las cosas que juzgue oportunas y mantendrá privadas las otras. El propósito es que no se convierta en una persona acaparadora, materialista o codiciosa que le impediría, en un futuro, la relación feliz e interacción con las personas.

 

No desanimarse si al principio, les cuesta trabajo o tienen que hacer verdaderos esfuerzos para compartir algo, no es que sean egoístas sino que, hasta cierta edad, es parte de la naturaleza; puede cambiar con los años, mejorando el sentido de compartir (lo que se puede) o fortalecerse el otro lado y llegar a ser una persona egoísta ya de adulto, pero si trabajamos en ello, será más factible lo primero.