El hombre rico y el curtidor
Un hombre rico se mudó a vivir cerca de un curtidor, e incapaz de aguantar el olor desagradable de la curtiduría, presionó a su vecino para que se marchase de la vecindad.
El curtidor aplazaba su salida una y otra vez, diciendo siempre que él se marcharía pronto.
Pero como todavía se seguía quedando y no se marchaba, con el paso del tiempo, el hombre rico se acostumbró al olor, y no sintiendo ya más la molestia, no hizo de nuevo ninguna queja
adicional.
Moraleja:
El ser humano llega a acostumbrarse casi a cualquier situación y, si se prolonga en el tiempo, llega a no percibir tanto su bien como su mal..... Si el olor hubiera sido bueno también, por costumbre, se hubiera vuelto imperceptible.