existen los padres perfectos?
Existen los seres humanos perfectos? Pues ya ha dado la respuesta.
No existen los padres y tampoco los hijos perfectos.
Existe el esfuerzo y la predisposición natural para criar y educar a los hijos lo mejor posible.
Todos los padres, alguna vez, nos hemos cuestionado si estábamos haciendo bien nuestra labor, sobre todo, cuando tenemos algún niño con un comportamiento difícil constante o esporádico. Debemos tener siempre en cuenta que los padres somos los que mejor conocemos a nuestros hijos, así pues, debemos guiarnos de nuestro criterio, de nuestros instintos y juicios que, lógicamente, no siempre serán acertados, pero los habremos puesto en marcha con todo el amor y la buena intención que es marca innata en los padres.
Ejercer de padres ocupa todas las horas del día durante muchísimos años. Resulta imposible no cometer errores pero, nunca debemos culpabilizarnos de los fallos cometidos, sino aprender de ellos y
considerarlos parte del proceso. De hecho y aunque todos los hijos no son iguales, suele resultar más fácil resolver situaciones complicadas con el segundo hijo tras la experiencia adquirida con
el primero.
Cuál de todas las equivocaciones cometidas es la más frecuente? Bueno, cada familia es diferente sin embargo, desde mi observación con amistades y familiares lo que más he notado ha sido la falta de mantener lo establecido, quiero decir y pondré un ejemplo:
Un domingo, comiendo todos en casa de mi hermana, uno de mis sobrinos se negó a sentarse para comer; lo típico, no me gusta, no tengo apetito, comeré más tarde…
Sencillamente quería llamar la atención y ser protagonista, así se aseguraba el interés de los comensales sobre su persona.
La forma de proceder de mi hermana y cuñado fue noble, cariñosa y paciente, intentaron convencerle y le explicaron lo feo de su comportamiento pero el niño (de cinco años) seguía cada vez más obstinado, aprovechaba la dulzura de sus progenitores para hacerse el dueño de la situación. Come con todos sólo un poquito, le decía mi hermana, pero nada lograba persuadirle. Finalmente y tras casi veinte minutos de tira y afloja llegaron a un acuerdo: Se sentaría con todos a la mesa, hasta terminar, aunque él no comiera en ese momento.
Por fin, todos creímos que se había solucionado… nada más lejos de la realidad. A los cinco o seis minutos el niño de nuevo empezó a quejarse, a intentar levantarse e irse a jugar y…. ¡lo consiguió!
Los padres sucumbieron a sus exigencias dejándole ir a su habitación (para que los adultos y demás niños comiéramos tranquilos)
Actuaron correctamente? De lo que no hay duda es que intentaron solventar el momento de la mejor manera pero, el niño llevaba ventaja, conocía y sabía de la falta de constancia de sus padres; el peque era conocedor del corto periodo que duraría la perseverancia de sus papás. Por el contrario, él sí era (como la mayoría de niños) insistente en el logro de su propósito.
El niño faltó al pacto sin consecuencia alguna.
Situaciones similares hemos visto y vivido casi todos y a todos nos ha costado trabajo y esfuerzo solucionarlas o a veces nos ha sido imposible. Lo que nunca debemos es hacerlas normales, cotidianas… bien está que a veces cedamos pero no por costumbre sino como una excepción. Si los niños tienen la certeza y seguridad de las concesiones a sus deseos y la falta de permanecer constantes en una decisión, por parte de sus padres, cada vez se nos hará más difícil y complicado controlar situaciones y comportamientos.
No debe importarnos que haya invitados (algunos niños se aprovechan de esto) debemos mantenernos firmes en el trato que hayamos hecho; si el pacto era sentarse con todos a la mesa aunque no comiera, esto, debía haberse sostenido y permanecer hasta el final de la comida por mucho que se hubiera quejado el niño; es mejor ignorarle y proseguir como si no estuviera protestando.
Las ventajas que adquieren, entre otras, son:
1, aprenden a mantener un acuerdo.
2, aprenden que el control absoluto no les pertenece y que forman parte de un conjunto llamado familia donde hay reglas de educación y comportamiento para todos.
3, aprenden a comportarse con moderación y a auto evaluar su conducta.
Algunas sugerencias para intentar conseguirlo:
1, hacerle saber que se esperaba otra cosa de él
2, no recriminar al niño, sino a su acción, es decir, no le diremos por ejemplo, eres un mal educado, por el contrario diremos, por ejemplo, que su decisión de no cumplir el trato está equivocada.
3, hacerle saber que si hubiera cumplido con el pacto y estuviera calmado todos estarían orgullosos de él mientras que, al romperlo, les ha decepcionado.
Siempre debemos intentar tocar el corazón, alcanzar la conciencia, hacerles reflexionar.
Para ir terminado, decir que no es tarea fácil y nadie debe frustrarse si mil veces no sale bien pero, eso sí, nunca desanimarse y ser conscientes de la gran e inacabable energía que tienen nuestros hijos.
Tres hurra por todos los padres del mundo y también tres para nuestros hijos.
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