Relatos Cortos

Acontecimiento en el recreo de clase

Había un niño muy ordenado y limpio al que le gustaba, como debe ser, cambiarse todos los días de muda. Entre todos los calcetines que tenia y, eran muchos, había unos azules con rayas blancas que eran sus preferidos. Este niño era bueno, sociable y no le importaban ni el status, ni el color, ni la procedencia de sus amistades... entre ellas había un niño que sí era clasista y discriminaba al resto de niños que no estuvieran dentro del parámetro que él consideraba adecuado para aceptarlos como amigos.


Omar, el protagonista de esta historia, había aceptado la amistad de Ernesto a pesar de sus ideas elitistas y prepotentes. Ya hemos dicho que Omar aceptaba a todo el mundo.

 

Un día, en el recreo, Omar y Ernesto tuvieron una conversación:

 

Omar_ Hola, Ernesto, qué tal?

Ernesto_ bien y tú?

O_ bien, gracias. Has hablado con Jenny, la chica nueva de clase?

E_ No, ni pienso hacerlo

O_ y eso por qué

E_ es que no te has fijado

O_ En qué

E_ pero si salta a la vista que es negra

O_ Cómo?

E_ vamos, no me vas a decir que no lo has notado!

O_ Claro, como también he notado todos los prejuicios que tienes tú y, aun así, te acepto aunque no comparto tus ideas.

E_ No vas a comparar!

O_ No, claro, no hay comparación. Ella es negra y tú blanco. Ella es tolerante y tú no...

E_ jejeje, vaya cosas, sirven para algo?

O_ Pues espero que seas tú mismo quien descubra la utilidad de la tolerancia en el mundo.

O_ Suena la campana, hasta luego...


 

Ernesto se quedó un poco aislado, pues en los recreos siguientes, todos jugaban juntos y Ernesto se resistía a jugar con Jenny.

 

Conversación a la salida de clase pasados unos días:

 

Omar_ Hola, Ernesto

Ernesto_ Hola

O_ Te noto triste, estás bien?

E_ No sé por qué me siento solo

O_ Será que quieres o te gusta estar solo

E_ No, a nadie le gusta

O_ creo que a ti sí

E_ por qué lo dices?

O_ en los recreos te quedas aparte, no vienes a jugar

E_ claro, habéis preferido a Jenny

O_ Eso no es cierto, Jenny es una más en el grupo, no es ni mejor ni preferida, es como todos.

O_ Ella también está triste pues se ha enterado de que tú no la aceptas. Fíjate, los dos estáis tristes.

E_ Ella lo sabe?

O_ sí

E_ vaya, vaya vergüenza!!

O_ Ah, pero te da vergüenza?

E_ Pues claro

O_ No lo entiendo. Entonces sabes que está mal

E_ silencio

O_ Me tengo que ir a casa, ya es muy tarde....

 

En el recreo del día siguiente todos jugaban y se divertían. Ernesto estaba solo en los columpios cuando, de repente, se cayó de sillín y se dio un golpe en la cabeza que lo dejo sin respiración, inconsciente en el suelo.

 

Al verlo, Jenny que sabía hacer la respiración artificial por el método schaefer pues, su mama era enfermera y la había enseñado, enseguida empezó a reanimar a Ernesto.

Ernesto se recuperó antes de llegar la ambulancia a la que habían llamado los maestros del colegio.

 

Ernesto estuvo varios días sin ir al cole recuperándose de la herida en la cabeza. Todos le llamaban por teléfono e iban a visitarle, todos menos Jenny, que tenia precaución ante el rechazo de Ernesto.

 

Cuando Ernesto, que había pasado unos días reflexionando mientras se recuperaba, volvió a clase, fue a hablar con Jenny y le dio las gracias.

Le dijo: Jenny, discúlpame por mi comportamiento gracias a ti me he dado cuenta que todos nos necesitamos y, quizá, más yo a ti que tú a mí. Gracias por auxiliarme a pesar de haberme portado tan mal contigo; lo que has hecho me ha enseñado mucho y he cambiado.

 

Jenny_ Pues es la mejor recompensa que nunca esperé obtener. Me alegro mucho por ti.

Jugarás con nosotros en los recreos? Naturalmente, Jenny, ya olvídate de quien fui; desde el accidente he aprendido que todos nos necesitamos y debemos respetarnos y querernos como somos... en eso Omar siempre me ha llevado ventaja pero espero seguir aprendiendo a tolerar, no discriminar y aceptar a mis amigos como son.

Ernesto fue un chico estupendo y nunca más discriminó a nadie en ningún lugar por alguna causa.

 

Quienes discriminan a las personas por causas de raza, religión, status social…. Pierden muchos conocimientos y alegrías.

 


Laura y la falta de sinceridad

La importancia de aclarar las cosas en su momento.

Laura era una bella niña de ojos negros, dulce y cariñosa. Tenía una amiga con la que, después de hacer todos los deberes de la escuela, solía jugar en la plaza de  su barrio.

Una tarde, Ana, así se llamaba la amiga de Laura, no pudo bajar a jugar pues tenía que hacer algunas cosas con su mamá. Llamó a Laura y se lo dijo pero, Laura no lo entendió y, aunque en ese momento dijo que bueno, que no pasaba nada, en realidad estaba enojada porque su amiga no vendría a la plaza. Ella se dispuso para bajar y jugar un rato con el resto de niñas.

Al día siguiente, Ana y Laura se encontraron en la plaza, como era costumbre, pero Laura había cambiado, estaba seria y algo distante con Ana se acercaba mas al resto de niñas y le hacia el vacío a Ana, es decir, la ignoraba. Ana preguntó a Laura qué le pasaba pero ella no se sinceraba y le decía que no pasaba nada que todo estaba bien.

Ana se puso triste pues notaba que a su amiga le pasaba algo pero… cómo podía ayudarla si Laura no le decía lo que le sucedía, Ana insistió varias veces pero Laura seguía en la misma postura…. Esto, poco a poco, fue  alejando a las niñas hasta el punto de no bajar juntas a la plaza. La mamá de Ana le preguntó que había pasado para que se alejaran de esa forma y ella le contó la historia pero no encontraron cuál podía ser el problema que había enfadado a Laura; así que, la mamá de Ana le propuso a su hija ir juntas a la casa de Laura para aclarar las cosas y que Laura diera una explicación a su cambio de comportamiento.
Ambas se arreglaron y fueron a visitar a Laura. Una vez las cuatro juntas, las dos mamás empezaron a preguntar y cada niña dio su versión.  
Con ambas descripciones de lo sucedido, la mamá de Laura le dijo que había cometido dos errores. El primero la intolerancia con las obligaciones de Ana y el segundo no haber contado el disgusto a su amiga para poder arreglar las cosas y no llegar a la situación de lejanía que habían alcanzado debido a la falta de sinceridad de Laura.
Laura comprendió sus errores, se disculpó y las dos niñas se abrazaron y quedaron para el día siguiente en la plaza.


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